Something happens at around 92 miles an hour. Thunder headers drown out all sound. Engine vibration travels at a heart’s rate. Field of vision funnels into the immediate. And suddenly, you’re not on the road, you’re in it, a part of it. Traffic, scenery, cops– just cardboard cutouts blown over as you pass. Sometimes I forget the rush of that. That’s why I love these long runs. All your problems, all the noise, gone. Nothing else to worry about except what’s right in front of you. Maybe that’s the lesson for me today– to hold on to these simple moments, appreciate them a little more. There’s not many of them left.
I don’t ever want that for you. Finding things that make you happy shouldn’t be so hard. I know you’ll face pain, suffering, hard choices, but you can’t let the weight of it choke the joy out of your life. No matter what, you have to find the things that love you, run to them.
There’s an old saying. That which doesn’t kill you makes you stronger. I don’t believe that. I think the things that try to kill you make you angry and sad. Strength comes from the good things… your family, your friends, the satisfaction of hard work. Those are the things that will keep you whole. Those are the things to hold on to when you’re broken.
Así comienza la quinta y última temporada hasta la fecha de la que se ha convertido en mi serie favorita: Sons of Anarchy. Los que hayáis viajado alguna vez en moto seguro que las sensaciones descritas en el primer párrafo os son muy familiares.
Cada temporada es mejor que la anterior. Motos, asesinatos, traficantes, sexo, traiciones,… todo está mezclado con una enorme crudeza en una serie de calidad. Me gusta definirla como una serie de gangsters ambientada en un western moderno donde los trajes y corbatas negros han sido cambiados por chalecos y chupas de cuero y los caballos por Harleys.
Para los que lo prefieran aquí una traducción al castellano del texto de arriba:
Algo pasa a 150 kilómetros por hora. Los tubos de escape ahogan cualquier sonido. La vibración del motor va al ritmo del corazón. El campo de visión se centra en lo inmediato. Y de repente, ya no estás sobre la carretera, estás dentro, siendo parte de ella. Tráfico, paisaje, polis son solo trozos de cartón que vuelan mientras pasas. A veces olvido esa sensación. Por eso me encantan estos viajes largos. Todos tus problemas, todo el ruido, se van. Nada por lo que preocuparse excepto lo que está enfrente de ti. Quizás esa es mi lección de hoy… aferrarme a estos simples momentos, apreciarlos un poco más. No quedan muchos de esos.
No quiero eso para ti. Encontrar cosas que te hagan feliz no debería ser tan difícil. Sé que tendrás que afrontar dolor, sufrimiento, elecciones difíciles… pero no puedes dejar que ese peso estrangule la alegría de tu vida. Pase lo que pase, tienes que encontrar lo que te quiere y correr hacia ello.
Hay un viejo dicho. Lo que no te mata, te hace más fuerte. No lo creo. Pienso que las cosas que tratan de matarte te vuelven enfadado y triste. La fuerza viene de las cosas buenas… tu familia, tus amigos, la satisfacción del trabajo duro. Esas son las cosas que guardarás dentro. Esas son las cosas a las que aferrarse cuando estés destrozado.
A cuidarse…